viernes, 28 de octubre de 2011

Cuando Tebow te empieza a tocar los cojones

¿¿Otro artículo del puto Tebow?? ¿¿Otro?? ¿De verdad hace falta insistir con el temita? Pero si ya han hablado de él en el Monday Morning Quarterback, en el Tuesday Morning Quarterback (sin querer desmerecer a los demás, recomiendo especialmente la lectura de los primeros párrafos del TMQ), en Yahoo! Sports, en Zona Roja, en Illegal Return, en NFL Hispano...

Esto no pretende ser otro artículo sobre Tim Tebow. Aunque, de hecho, lo es. No pretendo analizar sus dotes como quarterback, sino poner de manifiesto que estoy hasta los cojones de este tío, porque ya no es que acapare el debate footballístico a pesar de jugar en un equipo sin aspiraciones y no haber hecho absolutamente nada del otro mundo en el fútbol americano profesional, sino que nos impide disfrutar de otras cuestiones más importantes y noticiables.

Por suerte para ellos, en el deporte estadounidense suele ser noticia lo que es noticia. Por lo menos, mucho más que por aquí. Y me explico. Aquí, aunque haya noticias de verdad, siempre se habla de la misma mierda. Ejemplo: el pasado jueves (ayer mientras escribo esto) se produjeron noticias deportivas: por ejemplo, partidos de liga de fútbol Primera y Segunda (mejor no hablemos de Segunda, que me caliento y mando a la puta mierda a Oltra y al puto fraude de Jesús Vázquez y demás panda de cabrones indolentes) y de Euroliga de baloncesto. Sin embargo, el diario de mayor tirada nacional lleva a su portada una estupidez acojonante: partidazo en secreto de Sahin. Mierda pura.

Con Tebow nos estamos aproximando a esa estupidez en la NFL. No, no se ha caído tan bajo como por España, pero ojo que nos acercamos porque una de las principales noticias de la jornada (si no la principal) fue el resultado de un partido entre dos equipos que acumulaban, entre los dos, una sola victoria. Repito que no ahora pretendo evaluar las cualidades actuales o potenciales de Tebow, ni analizar sus muchos defectos (lo heterodoxos e imprecisos que resultan sus pases o su mejorable lectura de la defensa) y sus incuestionables virtudes (capacidad de liderazgo, carácter y capacidad de correr con el balón). No pretendo juzgar lo muy poco y casi intrascendente que lleva hecho como profesional ni cuestiono que pueda llegar (o no) a ser un buen quarterback en la NFL. Tampoco venía a hablar de la nueva moda estúpida: después del planking llega el Tebowing.

Lo que tengo muy claro es que todavía no ha hecho nada para merecer toda la atención que recibe. Cómo olvidar el partidito que nos dieron algunos aficionados de los Broncos hace un año en Wembley, cuando no paraban de gritar Teeeeeeeebow! En fin. El Dolphins-Broncos era una basura de partido entre dos de los peores equipos de la NFL, que acabaron perdiendo de forma increíble los Dolphins (sobre todo por deméritos propios), muy lejos de ser el partido de la jornada, aunque haya recibido una atención desmesurada. Bueno, quién soy yo para privaros de las evoluciones del gran Tebow, ahí las tenéis, ¡que no falte!


Escribo esto porque ya me toca los cojones. De verdad. No por todo lo que escribe todo el mundo, ni porque el debate en cualquier foro o blog, sea el que sea el tema, acabe en una discusión en torno a Tebow entre sus adoradores y sus detractores. Eso me da igual, hasta cierto punto. Eric Stangel ilustraba la situación en un tweet genial en la madrugada del jueves al viernes, mientras se jugaba el épico 6.º partido de las World Series de béisbol:

Tebow. (Sorry, no one said it in a while) #WorldSeries

Cuando me empieza a tocar los cojones de verdad es cuando nos cuelan sus partidos en vez de los buenos. Ese es el auténtico porqué de este artículo: que la puta moda empieza a afectar de verdad a los aficionados a la NFL. La NFL impide a Digital+ dar el gran partido de la próxima jornada: el Steelers-Patriots. A priori, un partidazo (luego saldrá lo que salga). Sin embargo, la NFL no ha tenido a bien ofrecer a Digital+ este partido, sino que impone el Broncos-Lions. ¡¡Me cago en ellos!! No, no tengo absolutamente ninguna duda de que si el quarterback titular de los Broncos fuese Kyle Orton o Brady Quinn ese partido no se emitiría. ¡¡Hay que joderse!!

En fin, que si este domingo no tuviésemos bastante con la deprimente primera sesión de partidos de primera hora (después de decir esto, seguro que salen unos partidazos que te cagas, pero a priori ninguno lo parece), nos joden el partidazo de la segunda sesión. ¡Váyanse a tomar por culo, hombre!

Ah, acordaos todos que esta jornada los partidos comienzan una hora antes. Porque aquí retrasamos la hora y en Estados Unidos esperan un par de semanas para hacerlo.

Bendito sea el Game Pass.

P.S.: con tanto cabreo, me faltaba la música. Como estamos con Tebow, de reconocida militancia religiosa, pongo algo de un grupo de punk cristiano. Bueno, son unos pavos que se dedicaban básicamente a hacer versiones de los Ramones y temas en torno a los propios Ramones, pero se definen como de rock cristiano. Su versión de Come on, let's go (que no es de los Ramones, pero sale en la banda sonora de Rock'n'roll high school) me mola bastante.

martes, 25 de octubre de 2011

International Series 2011: crónica fotográfica del fin de semana

Todas las señales nos lo decían. Había que tomar el camino de la diversión. ¿Pero cuál era el destino de esa diversión prometida?



Ese destino era Londres. En honor a elegantes platos como ese que veis a continuación, de indudable belleza y estilo, que suene el God save the queen, y que así sea, que la salve por muchos años para que muchas vajillas con motivos como estos puedan seguir siendo comercializadas.




Ah, Londres. Cuna del punk, donde hasta alguna de sus cámaras de vigilancia llevan estética punki.


Haciendo caso a la llamada a la diversión, pillamos un par de vuelos de bajo coste y nos dirigimos a Londres, a vivir la cita anual de la NFL con Europa. Ahora, recién llegado de Londres, os cuento qué tal ha ido el fin de semana. Os vais a hartar de fotos. Y menos mal que no me dejaron hacer fotos del partido (cabronazos...), que si no el artículo sería interminable. Para que os hagáis una idea, he tardado más de dos horas en subir todas las fotos que aquí veis. Sí, podría haber reducido su tamaño (están con la calidad original), pero no me apetecía. Un poco vago que es uno.

Vamos por partes, como diría el ilustre londinense Jack, el destripador. Primero el sábado, luego el domingo, y finalmente un poquito de lunes.

El sábado

Menos ambiente que los dos años anteriores. Bastante menos. La llegada a la estación de Victoria, como siempre, caótica. Aglomeraciones, colas, máquinas estropeadas, líneas cerradas y muchas obras. Lo habitual, pero esta vez sin ambiente de NFL. No vi a nadie con atuendos footballísticos. Por primera vez, al llegar a Londres no te dabas cuenta de que ese fin de semana había un partido de football.


Típica estampa del metro de Londres: algo que no funciona.


El sábado me salté esta prohibición. Por desgracia, me la devolvieron el domingo.


Mi sugerencia (tampoco muy insistente, la verdad) de pasarnos por el NFL fan rally de Trafalgar Square cayó en saco roto. La mañana del sábado la pasamos en Portobello Road, en el barrio de Notting Hill, donde cada sábado se desarrolla un mercadillo en el que puedes encontrar de todo. Incluso escaparates decorados con tan buen gusto como este.


En el mercadillo se encuentra de todo, pero, sobre todo, gente. Gente, gente y más gente. Muchos españoles. Sin embargo, me sorprendió mucho el silencio que reinaba en el ambiente. A pesar de que las calles estaban petadas, el bullicio era casi inexistente. Curioso, al menos.


No sé si me quedo con gay parking only o con bitch parking only.


No sé qué tal estarán las tiendas por dentro (por suerte no entramos ni a una de ellas), pero por fuera tienen un look bastante curioso.


Una de las cosas típicas de la zona son las antigüedades. Aunque esa tetera muy antigua no parece.


También había lugar para el deporte. No me digáis que esto no mola:


Tras el paseo por Notting Hill, toca comer. Os recomiendo El gaucho. No es, ni mucho menos, barato, pero se come de puta madre. Y hasta puedes ahorrarte la cena con lo cebado que te quedas. No soy muy de vino (soy un animal), pero este vino argentino estaba de puta madre. Recomendado:


Tras la debida siesta, la zozobra nos azuzaba: el Estu palmaba con estrépito ante el GBC en el tercer cuarto, y tras el cabreo y preocupación iniciales, comenzó a remontar. El paseo por Picadilly Circus y aledaños se convirtió en un constante actualizar en las Blackberrys. Al final, ganamos. El Dépor, más diligente, no me hizo sufrir tanto en Córdoba.


Algunos indicios ya auguraban la victoria de Chicago:

El Foot Locker de no tengo muy claro dónde contaba con abundante merchandise de la NFL, incluido este Ronde Barber a escala casi natural.


Tras la cena y las copas de rigor, a sobar, que el día siguiente prometía emociones fuertes.

El domingo

El domingo hay que madrugar. Madrugar es estar listo a las 10 de la mañana para salir a la calle y ver el ambientillo. Este año, por desgracia, muy poco. Los dos años anteriores, las inmediaciones del metro en el que íbamos a Wembley estaban plagadas de aficionados con jerseys footballeros. Este año, apenas ninguno. Pero hay que aprovechar para pegarse un buen desayuno.

A pesar de que Londres no tiene demasiada fama de buen comer, no cabe duda de que es un sitio de buen desayunar. Imprescindible un buen English breakfast para empezar el día. En Garfunkel's 2 por 10 libras.



A las 12:15 cogimos el metro rumbo a Wembley. Es verdad que en la Picadilly, Jubilee y Metropolitan lines sí que se veía a mucha gente con jerseys footballeros. La gran mayoría, de los Chicago Bears, en particular de Brian Urlacher. Aunque en estos eventos impera el buen rollo, mi atuendo (jersey de Rodgers, chaqueta de Green Bay y gorra de los Packers) me convertía en posible objetivo de amables comentarios de seguidores de los Bears. Eso no sucedió en la ida, pero sí en la vuelta, como comento más adelante, cuando la euforia y el alcohol corría por las venas de los fans de Chicago.

Dos de los miembros de la expedición eran seguidores de los Tampa Bay Buccaneers. Esta foto refleja la ideología deportiva de uno de ellos.


A eso de la 1 de la tarde llegamos a la estación de Wembley Park. A cinco horas del partido, hordas de locos de la NFL acudían a la llamada de la diversión:


Esta es la pinta que tenía el Olimpic Way, la avenida que lleva a Wembley desde el metro, desde la salida de la estación de Wembley Park:


Como os decía el otro día, en el partido de Wembley se congregan aficionados de todos los equipos, que lucen con más o menos orgullo sus colores. A partir de este momento, veréis una larga sucesión de fotos de los que pagan este negocio, los aficionados. Comenzamos por esta pareja: una leyenda de la liga, Lawrence Taylor, junto con un corredor venido a menos, Clinton Portis. Sorprendentemente, había bastantes jerseys de Portis por Wembley.


Un padre (supongo) que sabe educar a su hijo. No sabemos qué les habrá parecido el partido del jugador cuya camiseta portan. Uno de mis compañeros de grada, que se compró la camiseta del quarterback antes del partido, resumió su opinión sobre el partido de Freeman en "me cago en su puta madre".


Hasta los equipos menos glamurosos estaban representados. A ver si creíais que no iba a haber nadie de los Seahawks.


Un dúo de amantes de los defensive linemen:


Nos sorprendió ver a tanto aficionado de los Dolphins. Muchos. Una (posible) explicación es que el equipo de Miami jugó en Wembley (una mierda de partido, por cierto), hace cinco años. Pero esta camiseta es de Brandon Marshall, que no llegó a los Dolphins hasta la temporada pasada:


A cuatro horas y media del kickoff, una marabunta de personas ocupaba el Olympic Way:


Las colas para entrar a la Tailgate Party no eran nada largas. Por desgracia, para compensar, las que nos esperaban dentro de la propia Tailgate Party para acceder a las "atracciones" sí lo eran.


Conozco a la que lleva el jersey de Roethlisberger. No es la única chica que llevaba la camiseta de este jugador. Se ve que la fama de golfo, borracho, mujeriego y vivalavirgen no afecta a su popularidad entre las mujeres:


Ahí tenéis el campo de entrenamiento. Aunque la idea de hacer el ridículo en público nos parecía atractiva, tener que esperar esa cola nos echó un poco para atrás.


Un tipo con pinta de aficionado genuino de los 49ers:


Pareja de los Bucs de toda la vida. Uno con la cazadora throwback, otra con la conmemorativa de su Super Bowl:


El grupillo de amigos más frecuente era el formado por aficionados de todos los equipos. Ahí tenéis un batiburrillo de gente de la NFC:


Como decía antes, la Tailgate Party hacía honor a su nombre: era la fiesta de las colas, y no lo digo porque la presencia masculina fuese mayoritaria:


Si no jugaban en casa, ¿qué pinta ese hinchable ahí? Mucha permisividad con los Bears pese a ser el equipo teóricamente visitante. Los dos años anteriores, la parafernalia de Patriots y Broncos fue mucho menor. Ya puestos, podrían haber puesto el himno cada vez que anotaban (eso sí que me habría gustado), y no este osito:


Los Bucs llevaron un barquito bastante triste. Vaya mierda:


El throwback de Williams no me convence. Su color es sospechosamente amarillento. ¿Imitación fallida?


Hester era duda antes de comenzar el partido, y viendo cómo andaba en las horas previas, es muy sorprendente que pudiese llegar a jugar:


Ooooh, el aaarco:


En las tiendas de merchandise solo había un jersey por equipo (salvo los que jugaban el partido, de los que había más). ¿Del mejor jugador de cada franquicia? No:


Muy forzado lo de buccaneerhead:


Qué me decís de esto, una camiseta de baloncesto de los Buccaneers con el nombre de Gruden a la espalda:


Ah, el arco, qué grande es:


Una de las tiendas de merchandise del anillo exterior al estadio. Estas tiendas estaban casi vacías. La que estaba en la Tailgate Party, petada a más no poder. Ya os dije que había que ir a comprar a las de arriba.


Seguidor escocés (supongo) de Walter Payton:


¿Qué quarterback está menos de moda, Peyton Manning, Joe Flacco o Brett Favre?


La camiseta más repetida, la de Brian Urlacher. Este podría ser el propio Urlacher de espaldas y sin casco:


Que no, que yo no era el único seguidor de los Packers en Wembley. Éramos bastantes.


¡Colas para todo!


Dentro de la Tailgate Party montaron un pequeño estadio donde hacían entrevistas y actuaciones variopintas. Como no podía ser de otro modo, la grada se llenaba para ver mierdas insulsas:


En esta cola sí que caímos. Algo había que hacer, ¿no? En esa carpa se guardaban trofeos Vince Lombardi de ambas franquicias:


Sopresa del día: la presencia de fans del receptor (ahora mismo sin equipo) T.J. Houshmandzadeh. Ojo que este no es el único:


Lo dicho, muchos aficionados de los Dolphins. ¿Por qué?


Mirad qué trío más peculiar: un tío con una camiseta de la Pro Bowl (yo que creía que nadie se interesaría en algo así), otra mujer con camiseta de Roethlisberger en la que casi ni cabe el nombre, y el mejor de todos, el chaval de los Bears. No le falta nada: el balóncasco, la mochila y, lo que más me gusta, la garra del oso. Eso es, así hay que ir vestido a este tipo de eventos.


Aunque nos tomen por bobos o ignorantes a los aficionados europeos, algo sabemos de NFL. Solo un aficionado verdaderamente interesado puede conseguir la camiseta del novato de los Cardinals Patrick Peterson.


Los adoradores de Tebow también estaban presentes en Wembley. Cuando hice esta foto no me di cuenta de la cara que me estaba poniendo el aficionado de Tampa. Joder, qué miedo.



Peyton Manning sigue tirando mucho. Ahí tenemos un par de Peytons, en dos colores:


El campo de prácticas, oportunidad para lucirte o hacer un poquito el ridículo. Más probable lo segundo. En cualquier caso, si vas con colegas, acabarán riéndose de ti.


Ahí están los colegas, riéndose del amigo "en acción":


Exótico: una aficionada de los Jaguars (el equipo con menos afición en los Estados Unidos):


Los rivales divisionales de los Bucs también estaban representados. Ahí vemos un fan de Matt Ryan.


De repente se montó un revuelo importante. ¿Qué pasaba? Más bien quiénes pasaban. Las cheerleaders de los Buccaneers. De cerca no impresionan mucho, la verdad. Ahí las tenéis, seguidas de la mascota.






Justo cuando comentaba que este era el año en que menos disfraces peculiares se veían, apareció este grupo tan peculiar de ositos:



Eso sí, del grupillo me quedo con Deuce Platanito McAllister:


Un cornudo vikingo seguidor de Jared Allen:


Familia que adora a Roethlisberger unida, permanece unida:


Cam Newton, otro novato representado en los aledaños de Wembley:


Las azafatas ligeras de ropa de Best Buy, captando la atención del personal:


Me sorprendió ver tanto aficionado de los Bengals, la verdad. Porque había muchos:



No intentéis lanzar un pase al lado de estos tipos. Os lo interceptan seguro. Si con un Revis es suficiente para anular al receptor estrella del equipo contrario, no me quiero imaginar qué sucedería con dos:


Más aficionados de rivales de división de los Bucs. Una con Steve Smith a la cintura:


Parece que este aficionado de los Bills sigue teniendo fe en C.J. Spiller.


Un par de running backs que llevan el 27: Ray Rice y Brandon Jacobs:


Dos de las estrellas del partido. En primer plano, el raider (cruzado) de los Raiders. En segundo plano, el Mark Sánchez más mexicano:


El mejor atuendo de todos, para mí, el de ese Mark Sánchez. ¡Sí señor!


Este hombre está a punto de cambiarse de una throwback de Joe Namath a otra de Steve Young. Anda que no molan ambas camisetas:


Ni espada ni armadura le faltaban al Raider más Raider. Eso sí, guardaba la cola muy educadamente:


Todo el mundo quería una foto con el Raider. Hasta la aficionada del recientemente fallecido Lee Roy Selmon:


Que sí, que había muchos aficionados de los Bengals. Y muy actualizados, además:


Joe Namath, ya transformado en Steve Young:


Los aficionados neutrales tomaban partido. El de los Packers se pinta el logo de los Bucs; el de los Cardinals, el de los Bears:


Otro que se va a hacer la foto con el Raider. También bastante currado el look del aficionado de los Jets:


Podían currarse un poco más los lemas promocionales. Que no somos tontos. ¿Que los Buccaneers son un equipo que no puedes perder de vista ni un segundo? ¡Venga ya! ¿Pero quién coño se inventó esta frase, el pesado de la Fórmula 1 que decía que si parpadean, se lo van a perder? Tan apropiada esa estúpida referencia como esta:


Esta es la única camiseta de los Titans que vi en Wembley. La del bueno de Steve McNair:


El orgulloso padre (supongo) posa encantado con sus sonrientes hijos junto al Lombardi de los Bucs. Así se educa a unos hijos, claro que sí:


Mientras esperábamos para hacernos la foto con Vince, contemplábamos uniformes históricos de los Bucs. Mi conclusión: van a peor. Me quedo con lo clásico.


Así, adiós a los anuncios de H & S:


En algún momento del partido, parecía que el partido de Wembley iba a terminar como este:


Ahí está Vince, reluciente, esperando nuestra llegada:


Poquita envidia de los que esperaban fuera la cola, la verdad:


El Raider, siempre sonriente:


En este tipo de eventos, el raro es el que va vestido así:


El trofeo de la American Bowl que los Bears ganaron a los Cowboys en Wembley en el 86. Y yo haciéndole la foto:


Programa sesentero del partido más repetido de la historia de la NFL:


Así eran antes las protecciones:


Y los uniformes. Los de los Bears siempre han sido cojonudos:


Incomprensiblemente, a este Lombardi de los Bears (de 1986) no le hacía caso nadie:


Fijaos qué curioso: algunos asientos del Soldier Field llevaban impreso: "Old Soldier Field stadium seats". Si es que ya sabrían que se quedaba viejo:


El último Halas Trophy de los Chicago Bears. Es decir, la última vez que llegaron a la Super Bowl, en 2007:


Como veis, yo no era el único cheesehead en Wembley. Este, además, de verdad, con un cheese en la head:


Otro fan de Houshmandzadeh. Solo faltó uno con su camiseta en los Ravens:


Creo que no había puesto a nadie de los Rams. Ahí veis a un fan de Bradford junto a otro de Donald Driver. Jugadores en horas bajas (relativamente):


Bobby Moore observa altivamente a las masas que se arremolinan a sus pies, mientras un Urlacher recibe un pase:


No sabemos si este hombre es un aficionado de los Jets al que no ha quedado más remedio que comprarse el jersey de Mark Sanchez o, realmente, un fan de Mark Sánchez:


Anda que para lo que os ha valido todo el tinglao de la drama queen...


Aficionada Bear con bufanda del evento:


Estoy bastante orgulloso de esta foto, la verdad:


El registro era tan intenso que a Bulger casi le dejan sin el número:


Los zancudos, siempre presentes en cualquier evento. ¿Aportan algo?


El personal de Wembley, mucho más desagradable este año que los dos anteriores. Unos gilipollas. Esta foto la tuve que sacar desde la puerta:


Una panorámica más amplia. Podéis ver las cartulinas del mosaico de los himnos ya preparadas:


Pues nada, que tras haber entrado sin problemas con la cámara réflex en el estadio, con el mismo objetivo que usamos en los dos años anteriores (nada estridente, muy lejos de los telescopios que usa un fotógrafo profesional), el gilipollas que me mira desde detrás de la puerta me dice que eso es una professional camera y que no la puedo utilizar.


Al principio me hice un poco el loco. Me dio tiempo a sacar este par de fotos, una de cada end zone. El muy hijoputa me viene y me dice que no puedo sacar fotos. Entonces le digo ¿por qué me dejáis entrar entonces con la cámara? Y me responde que se puede entrar con la cámara, pero no sacar fotos con ella. Qué gente más maja.



La verdad es que fue un poco culpa mía. Debería haber llevado guardada la cámara al entrar por el vomitorio para evitar sorpresas. Pero quién va a pensar que si no te dicen nada en las puertas de entrada al estadio, y si llevas la misma cámara que los dos años anteriores, en los que no hubo ningún problema, te van a decir algo. Así que ya sabéis. Consejo para próximas ocasiones: no llevéis vuestra cámara reflex en sitio visible cuando entréis a Wembley. De ese modo evitaréis que algún gilipollas os deje sin fotos. Vamos, no me jodas. ¿Qué se piensan, que pretendo competir con profesionales? Na, unos gilipollas con todas las letras. Esto no es culpa de la NFL, que permite que en sus estadios la gente entre con las cámaras que quiera. Coño, que todo dios tiene una reflex, no jodamos. Es culpa de los responsables de Wembley, que incluye en su política la prohibición de hacer fotos con cámaras con "lentes intercambiables" porque las consideran profesionales. ¿Cómo va a ser eso profesional? El tema te da más rabia cuando ves que por tu zona hay gente con cámaras similares e incluso con objetivos más voluminosos.

La cámara del movil daba para lo que daba. Para poco. Eso sí, no quiero dejar de mostraros las lonas que cubrían algunos sectores del estadio en los que no se vendieron entradas. Por primera vez en unas International Series, no se agotaba todo el papel que se ponía a la venta.


El partido

Bueno, supongo que algo habrá que hablar del partido, ¿no? El equipo de casa, en teoría, era Tampa. En la práctica, eran los Bears. Mayoría abrumadora de Chicago. Por nuestra zona, los únicos aficionados de los Bucs que había era el par de amigos que venían con nosotros. Todo lo demás, seguidores de los Bears. Se notaba mucho, aunque no creo que haya resultado decisivo para el devenir del partido.

El partido fue la clásica victoria fea de los Chicago Bears. Lo que solían hacer la temporada pasada y lo que les estaba costando tanto conseguir esta. Parece que vuelven a la senda de desquiciar al contrario, que tan buenos resultados les dio en 2010.

Contra la defensa de los Bears hay que tener mucho cuidado y paciencia. No hay que abusar de los intentos de big play, porque te funden. Hay que evitar dar oportunidades de oportunismo a esa defensa tan oportunista. Claro que resulta complicado cumplir con este plan cuando te quedas sin juego de carrera y vas por debajo en el marcador.

El primer gran palo para los Bucs llegó nada más comenzar el partido con la lesión de su segundo running back, Earnest Graham. La solución de compromiso ante la baja de LeGarrete Blount se esfumaba. Y sin carrera, tu ataque aéreo tiene que ser muy, muy bueno para no sucumbir ante la defensa de los Bears. Demasiado peso sobre los hombros de un Josh Freeman muy inseguro, que tampoco podía confiar en unos receptores a los que se les caía frecuentemente el balón o no lo atrapaban con la suficiente firmeza como para que los defensores de los Bears se lo arrebataran.

Tras un par de drives infructuosos de cada equipo, Matt Forté decidió tomar cartas en el asunto. Esa sería otra de las perdiciones de Tampa: su incapacidad para contener el juego de carrera de los Chicago Bears en general y de Matt Forté en particular.


Tras ese touchdown, una sucesión de despropósitos lamentables por parte de cada equipo. El ataque de los Bucs era un flan. Constantes penalizaciones que iban y venían. Hubo un segundo down que tuvo que repetirse cinco o seis veces por las constantes penalizaciones que anulaban la jugada. Y tras ese nuevo drive sin éxito de Tampa, Cutler lanza una intercepción. Muy decepcionante el quarterback de los Bears. En un día en el que tuvo un grado de protección razonable, lanzó unos cuantos melones que pudieron costar muy caro a su equipo. Más reprochable aún cuando tu juego de carrera está destrozando al rival y desahogando el pase. El caso es que inmediatamente después de la primera intercepción a Cutler, Freeman lanzó otra intercepción. En la red zone. La mayor cuota de culpa, para el receptor, Mike Williams. Macho, cuando atrapas un pase no te lo pueden quitar de las manos. Eso hizo el novato Chris Conte. Balón recuperado por los Bears en su propia 1, cuando parecía que los Bucs iban a empatar el partido.

Sin embargo, en la jugada inmediatamente siguiente, los Buccaneers consiguen un safety tras impedir a Matt Forté salir de su propia end zone. Tres pérdidas de balón consecutivas.


Pese al safety, el dominio de los Bears continuó. Un nuevo touchdown puso a Chicago 14-2 arriba. El ataque de Tampa solamente funcionó en el último drive del segundo cuarto, anotando un field goal que permitió contener la escapada con la que amenazaba Chicago. 14-5 con dos cuartos por jugarse.

A mear rápido, que empieza el tercer cuarto. Enseñanza para primerizos: aunque parezca que el descanso de un partido de NFL es largo, no lo es. Es muy corto. No da tiempo a más que ir al baño, pillar una cerveza y volver. A nada más. Por tercer año consecutivo, al inicio del tercer cuarto, la mayor parte del público de Wembley estaba en los pasillos del estadio.

El caso es que el tercer cuarto comenzó otra vez mal para los Buccaneers. Su primera posesión, tres y fuera. Y en la siguiente posesión, touchdown de carrera de Marion Barber, en una jugada en la que absolutamente todo el estadio sabía que los Bears iban a correr (por mucho que Martz estuviese en la cabina marcando las jugadas). 21-5, grave peligro de que el partido se vaya de las manos.

Y la cosa fue a peor. Nuevo error grave de Josh Freeman con el que parecía que se terminaba el partido. Intercepción retornada para touchdown (o casi) de Lance Briggs. Menos mal, para los Bucs y para el propio partido, que el retorno quedó invalidado por un bloqueo ilegal por la espalda.


A partir de ahí cambió todo. Los Bears comenzaron a fallar y los chicos de Freeman entraron en modo remontada (aunque no libre de errores). Sin embargo, lo más destacable del resto del tercer cuarto fue la carrera del espontáneo semidesnudo. Mira que me hacen poca gracia los tipos que saltan a los campos a hacer el imbécil (al Jimmy Jump de los cojones había que darle un par de guantazos a ver si se le pasa la tontería), pero reconozco que este tuvo gracia. Sobre todo por la indiferencia de los jugadores y la actuación del personal que lo rodea.


Urlacher hizo las delicias de la multitud de fieles que portaban su camiseta en las gradas con una intercepción en la red zone. En el retorno, parece que Urlacher comete un fumble, posteriormente recuperado por Tampa. Sin embargo, la repetición muestra que estaba down by contact cuando se le escapa el balón. En el marcador de Wembley, en vez de repetir la jugada (MANDA HUEVOS), se mostraba la leyenda "VISA COACH'S CHALLENGE". ¡¡¡Por favor!!! ¡¡Una puta repetición de la jugada!! ¿¿Es que nos toman por imbéciles?? Joder, con lo que mola ver repetida la jugada dudosa mientras los árbitros la evalúan. Muy mal el realizador del marcador de Wembley.

El cuarto cuarto comenzó con 13 puntos consecutivos de Tampa Bay. No fueron 14 porque con más de 12 minutos para el fin del partido y 21-11 en el marcador, los Buccaneers fueron a por la conversión de 2 puntos (que no consiguieron). Los puse a parir. Con tanto tiempo por delante, me parece absurdo intentar esa jugada. Su fundamento es claro: ponerse a 8 puntos en vez de a 9 y estar "a tiro de touchdown" más nueva conversión de 2. Pero quedando un mundo, eso es mucho decir.

Tampa se puso a 3 puntos a falta de más de 7 minutos. Pero los Bears se comieron los 5 minutos siguientes con su ataque y consiguieron 3 puntos más. Otra vez, clave Matt Forté. Con 24-18, a falta de dos minutos y (eso sí) los Bucs sin tiempos muertos, gran parte el estadio comenzó a desfilar a sus casas. ¿Pero qué coño estaban pensando? Que sí, que era complicada la remontada, pero si hay alguien que ha demostrado que puede hacerlo, son los Bucs de Josh Freeman. Tampa consiguió pasar del centro del campo, pero la cuarta intercepción de Freeman mató el partido. Macho, si lanzas al centro, que sea porque el pase está claro, que lo suyo es lanzar a las bandas para que el receptor pueda salir del campo y parar el reloj. Un pase al medio a triple cobertura, mala idea:


Conclusión: victoria fea de Chicago, en un partido que parece confirmar que Martz se ha dado cuenta de que utilizando la carrera se vive mejor. 33 intentos de carrera por 32 de pase. What the Martz!

Tras remolonear un ratillo por el estadio y tomarnos la última, comenzamos el camino de vuelta al hotel. Y justo cuando posaba para este blog, un autobús se carga unas señales de tráfico, giro la cabeza y no sale mi jeta. Hay que ver qué mala suerte.


En el camino de vuelta empecé a notar el cariño de los aficionados de Chicago hacia los Packers. Mientras sacaba esta foto, uno con escasa gracia me grita, Green Bay sucks, man! mientras apresura el paso hasta el metro. Ese fue bastante imbécil, los que vinieron después fueron más graciosos.


¡Hasta la vista, Wembley!



Mientras caminaba por el metro, en uno de los transbordos de línea que tenía que tomar para volver al hotel, un amable grupo de seguidores de Chicago se agruparon detrás de mí para gritarme unas cuantas veces blow Pack blow!! (a mamarla Packers, a mamarla, en vez de go Pack go!!,  uno de los gritos de guerra de Lambeau Field). Como mi novia iba de los Steelers, me decían también que ella tenía mejor gusto que yo. Tras darme la brasa durante un rato, pero sin faltar más de lo estrictamente necesario, les pregunté do you know that the Steelers and the Packers played last year? (¿sabéis que los Packers y los Steelers jugaron el año pasado?) Mi novia se enfadó por esto, porque creía que me estaba metiendo con ella, al hilo de la referencia de los amables fans de Chicago a que su gusto footballístico era mejor que el mío, pero realmente yo lo decía a propósito de lo que les iba a decir después: And do you know which team did the Packers beat to get to that game? (¿y sabéis a qué equipo ganaron los Packers para llegar a ese partido?). Ahí se callaron, se rieron un rato, y dijeron que tenían memoria selectiva, que no lo recordaban. Todo quedó en un fist pump y en un well played, man. Anda que están los seguidores de los Bears como para reírse de los Packers. En el año 2011, 3 victorias de Green Bay, 0 de Chicago. Y queda un partido en Lambeau Field

Metro de Londres por la noche, hogar de ratas. Aquí tenéis una:


Y ahí otra:

Así terminó la jornada footballera del año. Merece ABSOLUTAMENTE la pena. Quien tenga la oportunidad, que no lo dude. No se arrepentirá.
Por último, una sugerencia. Si vais a Gatwick, este es vuestro restaurante. Hamburguesas cojonudas.


* * *

Y esto es todo. Esta semana no tocaba hablar del desastroso debut de Carson Palmer, del partido que perdieron los Broncos, pero que ganó Tebow (sí, habéis leído bien, esto aleja a Denver del ansiado Andrew Luck y afianza a Tebow en su puesto), de la nueva exhibición de Aaron Rodgers, del sorprendente desastre ofensivo de los Ravens o de la estelar aparición de DeMarco Murray. De eso habríamos hablado si el plácido domingo hubiese sido el habitual. De esas cosas volveremos a hablar la semana que viene. Eso sí, no sé si habréis consultado el calendario de partidos de la primera sesión del próximo domingo (a las 6 de la tarde, hora peninsular española, por cierto), pero es deprimente.