sábado, 29 de mayo de 2010

New Jersey is not New York

Hace poco maldecía el Astroturf (césped artificial) porque por su culpa empezaron a construirse estadios cubiertos/pabellones (eterna polémica sobre su denominación: ¿dónde está el límite que separa el estadio cubierto del pabellón? difícil precisión; en adelante utilizaremos el término "dome" --pronúnciese doum-- para evitar polémicas). Me quejaba porque un partido a cubierto pierde mucho. Bueno, pierde la nieve, la niebla, el frío y la lluvia; las condiciones meteorológicas adversas que hacen un partido aún más épico y, para mí, divertido. No es como la fórmula 1, que sólo merece un poco la pena cuando diluvia, pero también añade espectáculo. En particular, me quejaba de que en los playoffs de 2009-2010 no habíamos visto ni un mísero copo de nieve. Los domes se cargaban la tradición de la nieve en postemporada. Los más duros, en el campo de batalla más duro. Pues ya no. A amariconarse todos. A cubierto, no vaya a ser que nos constipemos.

No olvidemos que los playoffs de la NFL se juegan en pleno invierno, en enero. Por eso era habitual ver partidos sobre nieve en playoffs. Bueno, no en todos los partidos: para disputar la Super Bowl, en campo neutral, siempre se buscaba un estadio situado en una ciudad con clima suave. Al sur. Hasta que llegaron los domes, que abrieron la Super Bowl a ciudades más frías. La regla no escrita decía que la Super Bowl tenía que disputarse en una ciudad cuya temperatura media en las fechas que se disputa el partido fuese de al menos 10º C, salvo que el partido se disputase en un dome. Por tanto, en la práctica, la Super Bowl era cosa del sur. En el siguiente mapa, sacado de la Wikipedia, podéis ver en qué ciudades se ha disputado el gran partido.


Minneapolis y Detroit pudieron ser sedes gracias a sus domes. Indianápolis lo será, por el mismo motivo. Pero vemos en el mapa otro punto al norte: NY/NJ. ¿Qué dome hay ahí? Ninguno. Ahí hay un nuevo estadio. De los de siempre, descubierto, de los que cuando llueve te mojas como los demás. Ese estadio se ha designado como sede de la Super Bowl de 2014.

Antes de seguir con la cuestión climatológica, me gustaría comentar el tema de la denominación. Porque es curioso, también, lo de que la sede sea "New York/New Jersey". De "New York" nada. Igual que throwback is not throw-up, arGanda is not Granada, Kansas City is not Kansas (¿sabíais que los Kansas City Chiefs no juegan en el estado de Kansas, sino en el de Missouri?) y Barakaldo is not Bilbao, New Jersey is not New York. New Jersey is New Jersey. ¡Ya está bien, hombre!

Cuando fui con unos amigos a ver la Super Bowl al (empezáis a leer con envidia, eh; pues no, se os quitará cuando sigáis leyendo) Hard Rock Café de Madrid (ooooh, os pensabais que era a verla en directo, eh; pues no, pero había que pagar entrada en el bar --flipante-- si ibas a ver el partido) la memorable Super Bowl entre Patriots y Giants, uno de los camareros que nos atendió era neoyorquino. Le preguntamos que con quién iba y, sorprendentemente, a pesar de ser de NY, dijo que con los Patriots. ¿Y eso? ¿Es que es de los Jets? No, tampoco es de los Jets. Porque a pesar de que ambos equipos lleven a New York en su nombre, nos decía, ninguno de ellos jugaba en Nueva York. Juegan en otro estado (aunque está al lado, cruzando un puente), en New Jersey. En East Rutherford, en particular. Qué cosas, ¿no? Justicia YA para los oprimidos newjersyanos. Si hasta los Nets de la NBA, que llevaban el nombre de su estado, se mudan a Brooklyn (NY). Ea.

Antes de seguir hablando sobre por qué los equipos de New Jersey llevan el nombre de otra ciudad más comercial, ambientemos este artículo musicalmente. Intenté buscar alguna canción que hablase sobre New Jersey. Imposible. Nadie se acuerda de ese estado. Sin embargo, abundan las canciones sobre New York City. Aquí os pongo un par de ellas, sacadas de Youtube pero quitando el vídeo, para que no distraigáis la lectura. Le dais al play y seguís leyendo. Ninguna de ellas es el clásico New York, New York de Frank Sinatra. También descarté la de Ryan Adams, que no me entusiasma.

La primera canción es de los Dictators (un grupo de puta madre, de los más infravalorados de la historia de la música), aunque esta versión la interpreta el grupo liderado por su cantante, Manitoba's Wild Kingdom. La canción se llama New York, New York.



Si os va algo más moñas (R&B en vez de R&R), os dejo la canción Empire State of Mind de Alicia Keys en la versión que canta con el rapero Jay-Z (dueño del 1,5% de los New Jersey Nets, que se mudan a Brooklyn, NY).



Como adelantaba antes de este inciso musical, los dos equipos que juegan en New Jersey. Los Giants se mudaron en 1976 del Yankee Stadium del Bronx, que compartían con el equipo de béisbol de los Yankees, al Giants Stadium del complejo deportivo Meadowlands situado en East Rutherford, New Jersey, y decidieron no cambiar su nombre, a pesar del cambio de estado. Del mismo modo, los Jets se mudaron en 1983 del Shea Stadium, que compartían con los Mets de béisbol, al estadio de Meadowlands, que ellos no denominaban "Giants" Stadium (aunque ese era su nombre) sino "Meadowlands Stadium", para no hacer referencia al rival de su misma ciudad (East Rutherford).

Al lado del Giants Stadium, demolido el pasado 4 de febrero, se construyó un nuevo estadio, más moderno, el New Meadowlands Stadium, que será el nuevo hogar de Jets y Giants a partir de la temporada siguiente. El nuevo estadio será el segundo en capacidad de la NFL, tras el estadio de los Redskins.

La elección del Meadowlands Stadium ha generado bastante polémica. Tres de los blogs de Doble Cobertura ya han escrito sobre esta designación: Illegal Return, No disparen al quarterback y Zona Roja analizan el nombramiento del Meadowlands Stadium como sede de la Super Bowl de 2014. Si leéis esos artículos, todos ellos recomendables, y que analizan el tema desde diferentes puntos de vista, veréis que la elección ha sido, como poco, controvertida, y desde luego que sorprendente.

A mí me ha gustado la elección del New Meadowlands Stadium. Me parece poco razonable que la Super Bowl se tenga que jugar en el sur siempre.

Como aficionado y sin saber los equipos que van a jugar el gran partido, si tengo que elegir entre ir a la Super Bowl de Arlington/Dallas, a la de Indianápolis, a la de Nueva Orleáns o a la de Nueva York (que son las siguientes sedes), dudándolo mucho con Nueva Orleáns, probablemente escogería Nueva York (Arlington/Dallas o Indianápolis sin duda no). Seguramente me equivoque, pero creo que en Arlington y en Indianápolis hay poco que ver. Y sí, será invierno y hará un frío que te cagas, pero Nueva York es leche (y esto lo digo con conocimiento de causa), así que uno se abriga bien y a disfrutar de las mil cosas que puedes hacer en NYC. Pasar frío en el estadio es un mal menor; en el fragor del partido seguro que es lo menos importante. Además de que soy de los que prefiere el frío al calor, pero esa es otra cuestión. Y oye, desde el punto de vista del aficionado español, ¿qué ciudad está mejor comunicada con España que New York? En 7 horitas, menos de lo que tarda un autobús de Madrid a Coruña, te plantas en NYC.

Desde el punto de vista deportivo también me parece bien que alguna vez se juegue una Super Bowl en ambiente frío y potencialmente nevado. Supondrá una ventaja para quienes estén más habituados a esos ambientes, pero también lo es jugar en clima cálido o en dome para los equipos acostumbrados a jugar en esos lugares. Y como sabéis, además, me gusta la estética de los partidos sobre nieve. Condicionará el juego, sin duda, porque (en teoría) primará la carrera sobre el pase, pero me parece una cuestión menor.

Por cierto, sobre la cuestión de si los equipos que juegan en ciudades frías deben sustituir sus estadios por domes: ni de coña. Es una manera de perder ventaja de campo. Salvo extrema necesidad, es decir, que los aficionados no vayan al campo por el frío, el dome es perder ventaja. Lo comentaré en la próxima entrada, que adelanto que va a ir de estadios. Escribiré, otra vez, sobre un Top Ten de NFL Network.

Por último, esta elección sienta un precedente: si se construye un estadio nuevo en el norte, estaría perfectamente legitimado para pujar por organizar una Super Bowl. Dicen que Green Bay está estudiando pedirlo. Anda que no molaría una Super Bowl en la catedral del football. Difícil, por el tema de las plazas hoteleras y porque las comunicaciones no son las mejores, pero todo se andará. Aunque bien pensado, mejor que no: nunca un equipo ha jugado la Super Bowl en su estadio. Gafe de los buenos (ya sabéis, este año los Chicos Vaca --Cowboys-- por mucho equipazo que tengan no llegan a la Super Bowl).

En conclusión, que me parece genial que la Super Bowl se juegue en New York, digo, en New Jersey. ¿Quién se apunta al viaje?

jueves, 27 de mayo de 2010

El cómo importa


PREVIO: Mientras empiezo a escribir esta entrada, advierto de que espero que sea corta. Esa es mi intención. Bastante más corta que las de los Browns y el Top-10 de cambios, porque ya he recibido más de una opinión recriminando la extensión. De todos modos, como a lo mejor hay mayoría de gente que prefiere artículos  largos (en teoría más completos y con más chicha) que cortos (cuya lectura quizá resulta más llevadera  y que, por otra parte, permiten actualizaciones más frecuentes del blog), abro una nueva encuesta para que el ciberpueblo se pronuncie. ¿Artículos largos o cortos? Opinen; su opinión será tenida en cuenta.

Este artículo no va sólo de football. Va de deporte en general, porque esta reflexión podría aplicarse a cualquier deporte, creo.

Empezamos con la ristra de off-topics (me perdonaréis pero me temo que voy a traer a colación unos cuantos): la idea de este artículo surge la misma noche en que el Inter de Milán gana la Champions League y después de haber visto el especial del plus sobre el décimo aniversario de la Liga del Dépor. Me surge la siguiente cuestión: ¿qué hace que un deporte nos guste? Bueno, esta es una cuestión muy genérica, vamos a acotarla un poco porque si no el artículo va a salir muy largo: cuando nos gastamos un dinero que nos daría vergüenza revelar por ver un partido, cuando cambiamos nuestros planes en función de algún evento deportivo, ¿por qué lo hacemos? En particular, ¿que gane mi equipo es lo único importante?

De entre los iconos de los Green Bay Packers, destaca, entre otras, la figura de Vince Lombardi. Sí, el tío que da nombre al trofeo que entregan al ganador de la Super Bowl. Debe de ser importante, ¿no? Pues entre las citas célebres de Lombardi, que tiene unas cuantas, encontramos estas:

If winning isn't everything, why do they keep score?

y

Winning isn't everything, it's the only thing.

Por si alguno no lo ha entendido (inciso: debería, porque si no entiende las anteriores frases es que mucho inglés no sabe, y si te gusta la NFL y no sabes inglés, andas bastante jodido), Lombardi venía a decir que ganar es lo único que importa.

Lombardi se equivocaba.

El qué (ganar) no es lo único importante, ni mucho menos. El cómo importa también mucho. Tampoco pretendo ser cínico: cuando veo un partido de mi equipo, sea de football, baloncesto o fútbol, lo que quiero es que gane. Que quede claro. Sin embargo, creo que el cómo es muy relevante. Me explico:


Lo que sostiene a un equipo económicamente, en último término, son SIEMPRE los aficionados. ¿Por qué valen tanto las franquicias de la NFL? Pues porque sus estadios se llenan y, sobre todo, hay empresas que les pagan mucho dinero para que les licencien determinados derechos, especialmente las televisiones. Las televisiones pagan porque mucha gente ve los eventos deportivos, y así obtienen ingresos de los anunciantes y, en su caso, de los abonados. Vemos, pues, que detrás de todo el tinglado, los que dan de comer a los jugadores, a los entrenadores, a los árbitros, a los periodistas, y a todas las personas que cobran directa o indirectamente del deporte son los aficionados: bien comprando entradas para ver los partidos en los estadios, bien porque los patrocinadores de los equipos quieren que lleven su nombre para que los aficionados compren sus productos, bien porque las televisiones pagan millonadas porque muchos aficionados querrán ver esos partidos.

Por tanto, la viabilidad de un equipo (escala micro) y, por extensión, de un deporte (escala macro) depende de que pueda captar la atención de los aficionados; cuantos más, mejor. Si las masas dan la espalda al deporte, estará abocado al amateurismo; si el equipo no interesa, no podrá competir con los equipos que sí interesen, salvo milagro o inversión a fondo perdido de un multimillonario que no tenga un modo mejor (o peor) de despilfarrar su fortuna.

Comencemos por la escala micro. ¿Qué puede hacer un equipo para atraer a los aficionados?

Las campañas publicitarias y de marketing, por muy buenas que sean, no suelen ser el mejor medio para aumentar el número de seguidores o atraer la atención de los medios, más allá de las típicas menciones de los telediarios a mirad qué campaña más curiosa han sacado los [nombre del equipo]. Poco más.

Confeccionar una plantilla atractiva vale, pero si luego esa plantilla no responde a las expectativas, la atención inicial caerá. Opción válida a priori, pero que no garantiza nada.

Muy unido al anterior punto, también puedes optar por fichar a Tebow. En otras palabras, fichar a un famoso. Eh, bueno, vale, pero como la anterior, si luego el famoso (que, además, seguramente esté sobrepagado, ya que suelen incorporar una prima de fama) no responde, mala cosa.


El elemento de proximidad sin duda es decisivo. Soy de un equipo porque es el de mi tierra. Pues sí, sin duda es un factor muy relevante. Cuanto mayor mercado local, mayor número de aficionados tendrá el equipo. Pero ojo, que como el equipo no interese, la gente deja de prestarle atención.


Y llegamos quid de la cuestión: ganar. No se puede negar, cuando un equipo gana, va más gente al estadio, lo ve más gente por la televisión y los patrocinadores son más numerosos y generosos. Sin embargo, ganar, lo que se dice ganar, es algo que pasa muy a menudo. Todas las temporadas hay un campeón. Menuda novedad. Y no te digo ya si es el mismo. Guau, noticias viejas, qué divertido. Nah, eso no vende. Ni siquiera para los aficionados de un equipo es bueno ganar siempre. Lo explico en el siguiente párrafo, sobre el principio de satisfacción marginal decreciente en la victoria.


No, no siempre ganar es lo único, ni siquiera a nivel micro. Sí, habéis leído bien, no es lo mejor ni para los propios aficionados. ¿Por qué? Porque igual que la utilidad marginal de la renta es decreciente (en otras palabras, las primeras unidades de dinero que conseguimos nos cunden más que las siguientes --primero utilizamos nuestro dinero para pagar una casa, comida, bebida; luego algún caprichillo, y así--, hasta que, llegado a un límite, no sirven para nada --más allá de tener el dinero en un banco o vaya usté a saber dónde, que puede ser fuente de realización personal para algunos, pero sin duda tiene menos utilidad que el dinero con el que compran su comida), existe una satisfacción marginal en la victoria. En otras palabras menos pedantes: cuando se gana por primera vez, o después de mucho tiempo, gusta más. La alegría de los aficionados de los Packers en 1996 no puede ser la misma que la que sentían en 1968, y en ambos casos ganaron la Super Bowl: la diferencia es que en el primer caso habían pasado 28 años desde el último título, y en el segundo ninguno: los Packers eran los vigentes campeones y habían ganado 5 campeonatos en 7 años. Eso pasa en todos los deportes. ¿Cómo va a sentir la misma alegría el aficionado del Manresa cuando gana la ACB que el aficionado del Madrid o el Barça (pobrecillos)? Están tan mal acostumbrados que no pueden ni disfrutar de la victoria. En resumen, la discontinuidad en la victoria es buena para todos.


Y aquí enlazamos con la escala macro: si lo único importante es ganar, aun a costa del espectáculo, la audiencia global del deporte caerá y, con ello, los sueldos del personal para el que el deporte no es ocio sino negocio. Lo peor que le puede pasar a un deporte [salvo en España, donde lo peor que le puede pasar es que no sea fútbol] es que sea aburrido o que siempre ganen los mismos. Y ya si ganan siempre los mismos equipos jugando aburrido es el colmo. Por eso la paridad competitiva es buena.  Los deportes, mejor dicho, ver deportes es ver un espectáculo. Y con un aliciente adicional: que no está escrito. Nadie conoce qué va a pasar. Frente a otras alternativas de ocio, el deporte aporta el factor sorpresa. Indudable atractivo. El atractivo que constituye la incertidumbre también se pierde cuando siempre ganan los mismos, en cierto modo. Bah, pa qué voy a ver el partido, si van a ganar los de siempre, que tienen cincuenta veces más presupuesto que los otros.


En la NFL la paridad competitiva se consigue --entre otros-- con el tope salarial (exportable a Europa, aunque nunca la racionalidad fue un criterio de moda en la gestión de entidades deportivas del viejo continente), el sistema de draft y, necesariamente unido al anterior, el carácter cerrado de la competición --que conlleva un inconveniente innegable como es la pérdida de emoción por los ascensos y descensos-- y la existencia de una cantera (las universidades) donde se forman los jugadores y quedan libres contractualmente una vez han terminado esa etapa [el draft, el cierre de la competición y la cantera universitaria son inexportables al modelo europeo].


El sistema funciona: ningún equipo gana más de dos títulos consecutivos desde los Packers en la década de los sesenta.


Además de la paridad competitiva, que evita una de las lacras (que siempre ganen los mismos), hay que velar por que haya espectáculo. Si triunfase el juego aburrido, aunque efectivo, la audiencia caería. Para dormir la siesta ya está la fórmula 1 (que, por cierto, no es un deporte, aunque no me explayaré sobre el tema porque si no no termino).


Creo que la NFL, y el deporte profesional norteamericano en general, son ejemplos de cuidado por el espectáculo. No hay inmovilismo: si ven que se impone el aburrimiento, cambian las normas para fomentar la diversión. Ya lo comentamos en este blog: los cambios de normas de 1978. Cuando se imponen las defensas, las anotaciones bajas, se toman medidas para favorecer a los ataques. Injusto para quien vive de la defensa, pero, en conjunto, algo positivo para la competición.


Después de todo este rollo, ¿dónde está el mayor valor añadido para el aficionado? Pues en hacer algo para recordar. Lo que más vende es la triple E: la épica, el espectáculo y la excepcionalidad. Si consigues que se den alguno de estos tres factores (cuantos más mejor), crecerá tu masa social, y de forma estructural, no coyuntural. Unos ejemplos:
  • Épica.

  • Espectáculo. The Greatest Show on Turf


  • Excepcionalidad


Una victoria que aúna todas las anteriores virtudes, la Super Bowl que ganan los Giants a los Patriots la temporada en que estos marchaban invictos. No solo ganaron los Giants, cómo ganaron: dejando una jugada para la historia, y en un partido épico, espectacular y excepcional (porque los Patriots no habían perdido ni uno). Cómo no recordar esta jugada:





En definitiva, salvo los aficionados del equipo que no debe ser nombrado, a los que no les gusta ni el fútbol ni el baloncesto, sino que su equipo gane (que para eso lo han elegido, ¿no?), las filias a los equipos suelen tener mucho que ver con el cómo (también con el qué), pero qués hay muchos, en el cómo está la diferencia.

CIERRE: ¿Y decías que el artículo iba a ser corto? Joder, pues para contar que si ganas después de un partido épico te alegras más y que siempre ganen los mismos es un coñazo no hacía falta tanto rollo, es evidente. Ya, si ya lo sé, pero me apetecía contarlo, porque se avecinan tiempos de defensa del ganar de cualquier manera, y no, no vale, porque si todos pensásemos así se acabaría con el negocio. La madre que me parió, y yo que queria que quedase corto... Lo intentaré la próxima vez, lo prometo (salvo que la encuesta diga lo contrario).

martes, 18 de mayo de 2010

Enmarronados

PREVIO: aprovechando que estamos en no-temporada, voy a seguir con mis parrafadas sobre temas no-actuales. Estos días tampoco es que se esté cayendo el mundo (en sentido figurado y en lo que a noticias de la NFL se refiere). Lo más destacable es que han pillado a Brian Cushing, rookie defensivo de la temporada pasada, metiéndose mandanga de la buena y le han sancionado con 4 partidos, aunque conserva su premio porque, repetida la votación, ha vuelto a salir como ganador, aunque por un margen menor. Aparte de eso, los Raiders han echado a JaMarcus Russell, orondo QB elegido con el número 1 del draft del 2007, y se debate si es la peor elección de la historia del draft. También en relación con los narcóticos (cómo mola cuando utilizan esta palabra en vez de "drogas" en las pelis estadounidenses), los Saints y, en particular, su entrenador Sean Payton, están siendo investigados por la DEA.
* * *
Quién no ha estado alguna vez enmarronado. Es más, quién no está siempre más enmarronado de lo que querría. El marrón es una constante en nuestras vidas. ¿Qué es un marrón? (¿y tú me lo preguntas? un marrón eres tú). Pues un marrónsegún el diccionario de la RAE, es un contratiempo o situación ingrata. Una mierda de situación, vamos (quizá ese es el orígen etimológico de marrónsinécdoque de mierda: el color --marrón-- por el todo --la mierda--).

Al hilo de los marrones, y aunque ya decía en otra entrada que la traducción (literal o figurada) no resulta nada adecuada, ya que no se refiere a un nombre común sino a un nombre propio (intraducible), si uno piensa en marrones en la NFL, si hubiese que elegir una franquicia enmarronada hasta las cejas, nos tendríamos que quedar con los Cleveland Browns. Y encima llevan el marrón en su nombre. Nada de cafés. Si se pudiese traducir el nombre de esta franquicia, habría que traducirlo por los marrones de Cleveland. Porque anda que no han tenido que apechugar con marrones. Y siguen.

Tanto es así, que han recibido varios reconocimientos en este sentido. Entre ellos, destacamos los siguientes:
  • En otro de los divertidos y formativos Top Ten de NFL Network, los Browns figuran en el primer lugar de las franquicias con peor suerte de la historia ("Top Ten Snakebit Franchises of All Time", literalmente, mordidas por serpiente, pero para entendernos se refieren a las más desafortunadas). Por desgracia, este Top Ten no está a la libre disposición del público en NFL.com, aunque buscando un poquito por Google no es difícil conseguirlo (pero como no sé si las fuentes son del todo lícitas, os dejo que os busquéis la vida por vuestra cuenta si estáis interesados en verlo).
  • Bill Simmons, conocido periodista de la ESPN, los considera la cuarta franquicia más torturada de la historia del deporte profesional norteamericano. Para Simmons, en la NFL los Vikings y los Bills habrían sufrido todavía más. De todos modos, esta clasificación puede estar distorsionada por el hecho de que se hizo justo después de que los Vikings perdiesen contra los Saints en la prórroga de la final de Conferencia de la temporada pasada, tras la última, hasta el momento, intercepción del líder histórico de la NFL en este apartado, Brett Favre.
  • También según la ESPN, Cleveland es la ciudad más torturada de Norteamérica desde el punto de vista deportivo. Y eso que todavía no había pasado lo que comento en el párrafo de cierre de este artículo.
  • Se han editado libros como "Curses! Why Cleveland Sports Fans Deserve to Be Miserable: A Lifetime of Tough Breaks, Bad Luck, Dumb Moves, Goofs, Gaffes, And Blunders" (traducción: ¡Maldiciones! Por qué los aficionados al deporte en Cleveland merecen ser desgraciados: una vida de desgracias, mala suerte, actuaciones estúpidas, pifias, meteduras de pata y disparates"). Creo que con echar un vistazo al título es suficiente. 
Dejémonos de premios y vayamos a los hechos. Pocos nombres resultan más apropiados que los de los Cleveland Browns y los Baltimore Ravens. Los marrones (somos conscientes de la mala traducción) y los cuervos, aves carroñeras. Justifiquemos esta afirmación.

La historia de los Cleveland Browns, desde unos prósperos orígenes, es una sucesión de desafortunadas desdichas. Deportivas y extradeportivas. Destacan dos marrones extradeportivos, que podríamos denominar el Primer Gran Marrón y el Segundo Gran Marrón (¡qué nombres más originales, eh!). Glosémoslos.

Desde los orígenes hasta el Primer Gran Marrón

Los inicios de los Cleveland Browns fueron triunfales. La franquicia, de la mano del entrenador de quien toma su nombre, Paul Brown, lo ganó todo en la primera competición en la que participó, la All-American Football Conference, cuyas cuatro ediciones ganaron, una de ellas invictos. Desapareció esta competición y se unieron a la NFL, donde también cosecharon éxitos: seis finales y tres campeonatos.

Gran parte de la culpa de que los primeros Browns arrasasen la tenía Paul Brown. Como ya comentábamos en la entrada sobre cambios importantes, Paul Brown fue la persona que por sí sola más cambió la NFL. El tío más listo, que revolucionó la estrategia y la preparación de las franquicias. Como dicen en el vídeo que os enlazo más adelante, Paul Brown era los Cleveland Browns.

Y entonces sucedió el Primer Gran Marrón. ¿Qué pasó? Los Browns ficharon, vía draft, a un excelente running back, cuyo nombre además era más que adecuado para el equipo: Jim Brown. Sí, lo habéis adivinado, tanto Brown va a ser demasiado, ¿no? Pues sí, de los Browns sólo podía quedar uno.

Los primeros años de Jim Brown fueron excelentes. Bueno, qué digo primeros, si Jim Brown fue el líder en yardas de carrera de la NFL en ocho de las nueve temporadas en las que estuvo en la NFL (además de dos veces MVP). Ahí tenéis una fotico de la criatura en acción:


Sí, no todos los años fue el mejor running back de la liga. Hubo uno en el que no lo fue. ¿Y quién tuvo la culpa? Jim creía que su entrenador. No se llevaban bien. El nuevo dueño, Art Modell (del que volveremos a hablar, y veréis que es un tío queridísimo por Cleveland), estaba con Jim. Y despidió a Paul Brown. A la calle. Ese fue el Primer Gran Marrón. La marcha de Brown de sus Browns. Una decisión de Art Modell, igual que el Segundo Gran Marrón.

El despido de Brown generó uno de los mayores odios de la NFL: el de Paul Brown contra el equipo que llevaba su nombre. Pinchad aquí para ver el vídeo de NFL Network en el que hablan de este odio visceral como la octava mayor rivalidad (en inglés, feud) de la historia de la NFL. Pinchad, pero luego volvéis atrás y seguís leyendo.

Como habréis visto,  Brown no se quedó de brazos cruzados. Pocos años después de ser despedido de los Browns, vendió su participación en la franquicia de Cleveland y se fue cerquita, a Cincinnati, en el mismo estado que Cleveland (Ohio) para fundar una nueva franquicia, los Bengals, a la que moldeó a su gusto. Y como lo que le gustaba era lo que hizo en los Browns, pues copió hasta los colores del equipo e incluso ambos equipos tenían las mismas iniciales: Cleveland Browns y Cincinnati Bengals. Aquí tenéis la comparación de las equipaciones, primero los uniformes de los Browns, luego los de los Bengals (encuentre las 7 diferencias):


Brown no consiguió ganar ninguna Super Bowl para los Bengals (nadie lo ha hecho). Clasificó a los Bengals a los playoffs en tres de las ocho temporadas que los dirigió. Luego dejó las labores de entrenador y ocupó la presidencia de la franquicia. En cualquier caso, en Cincinnati le guardan cariño. Tanto, que el estadio de los Bengals lleva su nombre. Algo influirá que el hijo de Paul Brown sea el actual dueño de los Bengals, me diréis; sí, pero el estadio es propiedad municipal y la ciudad decidió no vender sus naming rights (en otras palabras, venderle el nombre a una empresa), así que un poquito sí que le quieren por Cincinnati.

Igual que la franquicia implicada en el otro Gran Marrón, actualmente Bengals y Browns compiten en la misma división, lo que contribuye a que la rivalidad no se olvide.

Volvamos a los Browns. Los primeros años sin Brown de entrenador (que, eso sí, seguía siendo accionista) no fueron demasiado duros. Tanto es así que en 1964 ganaron la NFL. Su último campeonato. Sin embargo, desde que Brown se fue definitivamente de Cleveland a Cincinnati en 1966, los Browns no levantan cabeza.

Marrón tras marrón, hasta el Segundo Gran Marrón

Tras el éxito de 1964, que ya os adelanto que fue la última victoria de un equipo de Cleveland en las Grandes Ligas norteamericanas, la historia de los Browns es, como diría el que tradujo en España A Series of Unfortunate Events de Lemony Snicket, una serie de catastróficas desdichas. A continuación os cuento las más importantes, porque ir año a año diciendo lo que pasó haría (si cabe) más insufrible la lectura de este blog.

Red Right 88. La década de los '70 fue más bien insulsa para los Cleveland Browns, con un rendimiento bastante gris o, mejor dicho, marrón. En la década de los '80 llegan las emociones fuertes, todas con desastroso resultado. Empezamos por la primera. 1980. Playoffs divisionales. Frío que te cagas, el partido con la sensación térmica más baja en 50 años, -37,8º C. Los Browns juegan en casa contra los Oakland Raiders. Los Raiders ganan por 2 puntos, 14-12. Quedan solo 49 segundos para que termine el partido y los Browns están en la yarda 13 de Oakland. Situación inmejorable. Chutan un field goal bastante facilillo, tres puntos y partido para los Browns. No. Nadie se enmarrona como los Browns.

Sipe, quarterback de Cleveland, quería una jugada de carrera para mejorar la posición de campo y chutar el field goal. Nah, el entrenador tuvo una idea mejor.

El entrenador de los Browns, Sam Rutigliano, ordenó una jugada de pase. Eso sí, había un porqué. El kicker estaba muy mal en ese partido. Ya había fallado cuatro patadas: dos field goals y dos extra points; además, su rodilla no estaba bien. Oye, que razón no le faltaba al entrenador de los Browns para temer por el éxito del field goal.

"Red Right 88". Ese es el nombre de la jugada que ordenó el head coach de los Browns. Sipe retrocede para pasar, los Raiders le hacen un blitz y el quarterback lanza hacia la end zone... ¡interceptado! Anda que no se te tiene que quedar cara de tonto.



Por lo menos, la derrota no fue en vano. Los Raiders terminaron ganando la Super Bowl.

The Drive, by John Elway. A pesar de lo que pueda sugerir la frase anterior, no estamos ante el nombre de una colonia. No. Situémonos. Final de la AFC. Antesala de la Super Bowl. Los Browns jugaban de nuevo en casa. Ganan 20-13 a los Denver Broncos al final del cuarto cuarto. Los Broncos empiezan a atacar desde su propia yarda 2. Entonces, John Elway lidera una de las secuencias ofensivas (drives) más recordadas de la historia de la NFL. Tanto, que a ese drive con el que los Broncos consiguen el empate se le denomina The Drive. Los Broncos avanzan 98 yardas hasta la end zone de los Browns en 15 jugadas, incluida la conversión de un tercer down muy largo, de 18 yardas. A falta de 38 segundos Denver empataba el partido. Aquí podéis ver las jugadas finales de The Drive:



Conseguido el empate, los Broncos ganarían en la prórroga con un field goal, para llegar a la Super Bowl.

The Fumble, by Ernest Byner. Al año siguiente, Broncos y Browns volvieron a coincidir en la final de la AFC. Esta vez jugaban en Denver. Esta vez los que ganaban por 7 puntos al final del último cuarto eran los Broncos, tras una épica remontada de los Browns, que habían anotado 30 puntos en la segunda parte. Y en el drive final del partido, también se produciría una jugada para la historia. Eso sí, no es recordada por un acierto del ataque, sino por una cagada. Qué marrón, Ernest Byner.

A falta de un minuto, el running back Ernest Byner, que había anotado dos touchdowns, se dirigía hacia la end zone para empatar el partido. Parecía que el empate era un hecho, pero pero en una brillante jugada defensiva, Jeremiah Castille asesta un zarpazo al balón, cae, y los Broncos lo recuperan. En la yarda 3. Los Browns consiguieron un safety, pero no fue suficiente.



El Segundo Gran Marrón. Los analistas no se ponen de acuerdo en cuanto al lugar que ocupa este marrón en la historia deportiva de la ciudad de Cleveland en general y de los Browns en particular. A mí me parece el peor marrón. A la Fox, también. De lo que no cabe duda es que fue un lamentable punto y aparte en la historia de los Browns.

El equipo deportivamente iba bien y tenía un futuro prometedor: la temporara anterior a este Gran Marrón había terminado con un balance de 11-5 y para la temporada del Segundo Gran Marrón Sports Illustrated predecía que llegarían a la Super Bowl. Demasiado bonito para ser cierto. Cuando las cosas van bien en los Browns deberían activarse los mecanismos de alerta, porque significa que algo va a ir mal.

Económicamente, la franquicia iba regular. El dueño de la franquicia, Art Modell, reclamaba al ayuntamiento que construyese un nuevo estadio que permitiese incrementar los ingresos y mejorar las maltrechas arcas de los Browns. El ayuntamiento le daba largas y le decía que no. Modell estaba celoso. ¿Por qué a los equipos de baloncesto y béisbol sí y a él no?

Bueno, habría que puntualizar que parte de los problemas vienen de una decisión equivocada de Modell. Los Browns compartían estadio con los Cleveland Indians, el equipo de béisbol. Modell era propietario de la compañía que gestionaba el estadio y no quería compartir los ingresos con los Indians, a pesar de que buena parte de los ingresos se generaban en los partidos de béisbol. Los Indians convencieron al ayuntamiento, que les construyó un estadio para ellos solitos.

A Modell le ofrecieron una participación en la sociedad que gestionaría el nuevo estadio de los Indians y el nuevo pabellón de los Cavaliers, pero la rechazó. Error. Cuando se fueron los Indians en 1994, los ingresos procedentes del estadio de los Browns cayeron.

Entonces, Modell exigió un nuevo estadio para sus Browns. se hartó y, para sorpresa de todos, anunció el 6 de noviembre de 1995 que la franquicia se marchaba a Baltimore. Toma ya. El marrón que faltaba. Al equipo no le fue ni mucho menos indiferente. Iba 3-4 cuando se anuncia la mudanza y los Browns terminan 5-11.


En Cleveland no se lo tomaron muy bien. De hecho, la liaron como nunca se había liado en Estados Unidos. Antes de esta mudanza se habían producido otras muchas. Todas más o menos traumáticas, pero si el dueño decidía que se iba, la franquicia y todos sus activos, se iban a donde él dijese. En Cleveland no.

Al día siguiente al anuncio de mudanza de Modell, los ciudadanos de Cleveland aprobaron una subida de impuestos para remodelar el estadio de los Browns. Llovieron las denuncias de los aficionados y de la propia ciudad de Cleveland contra Modell (realmente, contra los Browns).

A continuación, la previa de la NBC al último partido de los Browns antes de la mudanza. Duras, rebobinadas y sabias palabras del comentarista y ex-jugador de los Bears Mike Ditka:



La oposición popular a la mudanza de los Browns fue un hito sin precedentes en el deporte profesional norteamericano. El fervor popular fue tal que Modell pudo irse (bueno, tuvo que irse cagando leches, porque lo linchaban), pero no pudo llevarse el nombre ni la historia de los Browns con él. Sí a los jugadores, pero los Browns se quedaban en Cleveland. Suspendidos temporalmente, pero eran los Browns. La historia se quedaba con ellos. Éxitos y marrones. Sobre todo los marrones.

Como ya decía, nunca un nombre de un equipo fue más apropiado: Baltimore Ravens. Los cuervos de Baltimore. Las aves carroñeras que se hicieron con los despojos que pudieron arrancar de los Browns. Pues no les fue mal a los Ravens. En Cleveland, como decíamos, no sólo se quedó el nombre y el palmarés, sino también la maldición. En su primer draft los Ravens eligen al legendario Ray Lewis. Y en 2000 se proclaman campeones de la Super Bowl, tras aplastar a los Giants.

Un nuevo marrón, esta vez indirecto, para los Browns.

Hay que apuntar también que si una afición sabe qué es sufrir que tu equipo te deje por otra (ciudad) es la de Baltimore, cuyos Colts emigraron a Indianápolis en 1984. De hecho, a los Colts y a sus aficionados se les recibe con especial cariño por Baltimore, como podemos ver en este vídeo:



Y cuando los de Baltimore recriminan a los de Indianápolis que les robaron a su equipo, pues estos les responden, qué nos vais a contar, si vosotros luego robasteis a los Cleveland Browns:



Otra ciudad que últimamente ha sufrido la mudanza de su equipo es Houston (Oilers, hoy Titans a Tennessee). Pero los equipos de Houston y Baltimore no guardan su nombre e historia originales, sino que se han visto obligadas a crear nuevas franquicias. Pues no me parece bien. Todas las ciudades deberían haber hecho como Cleveland y reservarse el nombre del equipo. Y, del mismo modo, y como el aficionado de los neo-Colts defiende en el anterior vídeo, las franquicias reubicadas deberían cambiar su nombre (los Titans lo han hecho). Mi reconocimiento a los enmarronados aficionados de Cleveland por haber conseguido preservar su nombre e historia.

Ah, ¿en qué división metieron a los Ravens? Pues en la misma que los Browns, cómo no. Igual que los Bengals, para restregarles bien el marrón. Eso sí, habría que puntualizar que el odio de los aficionados de Cleveland no se dirige tanto a los Ravens como a su dueño, Art Modell.

Los marrones actuales

Hablemos de Cleveland en la actualidad. Hoy en día, la imagen se le viene a uno a la cabeza al hablar de Cleveland es esta:



Hecho el chiste malo y fácil, hablemos de cómo les va a los Browns últimamente. No demasiado bien. Desde la refundación de 1999 tuvieron un par de temporadas buenas: llegaron a clasificarse para la wild card en 2002 (y perdieron), y en 2007 casi lo consiguen, con un regitstro de 10-6.

El año pasado ganaron solo 5 partidos. Los 4 últimos de manera consecutiva, cuando ya tenían poco que hacer, más allá de empeorar su lugar de elección en el draft. En su plantilla destaca Joshua Cribbs (wide receiver y retornador), que después de un final de temporada magnífico amagó con irse, porque el contrato que le ofrecían le parecía de risa (1,4 millones de dólares por temporada). Al final los Browns subieron considerablemente su oferta y Cribbs firmó un nuevo contrato de 3 años por un total de 20 millones de dólares. Menos mal.

En enero llegó Mike Holmgren para dirigir las operaciones de los Browns. El entrenador que guió a los Packers a su última Super Bowl es un tipo con criterio, a ver si a los Browns les va mejor con él. En el draft, consiguieron a quien se dice que es un proyecto de quarterback excepcional, Colt McCoy, que parece que gusta a algunos entendidos de por aquí. También ficharon a Jake Delhomme, que supongo que en principio será el quarterback titular, aunque a poco que repita el rendimiento de la temporada pasada tendrá que ceder su sitio a McCoy. Esperemos que la cosa mejore para los Browns, aunque la división en la que están encuadrados, junto a Steelers, Ravens y Bengals, casi nada, es durísima.

En vista de cuanto antecede, creo que los Browns, son la franquicia más enmarronada de la historia. Sí, los Vikings y los Bills habrán perdido cuatro Super Bowls, pero soy de los que piensa que es mejor perder una final que no llegar a ella. Que también soy del Dépor y prefiero haber perdido la liga del penalti de Đukić que haber quedado tercero. Sin duda. A quien pierde una final, que le quiten lo bailao. Los Browns ni eso, sumidos en un panorama de mediocridad, a poco que asoman la cabeza, se dan el batacazo. Además, ni los Vikings ni los Bills han vivido marrones extradeportivos comparables al Primer y al Segundo Gran Marron. Y encima, cuando los cuervos despojan de sus jugadores a los Browns, ganan la Super Bowl.
* * *
CIERRE: Empecé a escribir esta entrada hace algún tiempo. De hecho la iba a publicar la semana pasada, pero el tema de Carrusel hizo que la fuese dejando. Entretanto, ha habido una noticia que acentúa si cabe un poquito más la maldición deportiva  que pesa sobre la ciudad de Cleveland: la eliminación de los Cleveland Cavaliers de los playoffs de la NBA. Mala noticia a corto plazo, porque era el mejor equipo de la regular season de la NBA y a pesar de ello no van a poder conseguir su primer título (gran oportunidad desaprovechada). Pero posiblemente la noticia sea peor a largo plazo, porque el MVP de la NBA y jugador-franquicia de los Cavs, LeBron James, termina contrato este verano y puede decir adiós a Cleveland. Esta pronta eliminación hace que aumente la probabilidad de que LeBron no renueve, que se haya hartado de perder en los Cavs y decida probar suerte por otros lares (¿Chicago, Miami, Nueva York?). Lo que le faltaba a la ciudad. Otro marrón.

jueves, 13 de mayo de 2010

Paco González deja el Carrusel

Estaba preparando una entrada sobre otro tema, pero la gravedad que creo que tiene la noticia que voy a comentar me empuja a escribir sobre ella. La noticia me parece grave, y estoy seguro que para mucha gente también lo es. No tiene mucho que ver con la NFL. Algo sí. Y por eso aprovecho para hablar sobre ello.

En España, la cobertura de la NFL es mínima. En cuanto a la televisión, únicamente el Plus habla de ella. Los telediarios suelen hacerse eco de la Super Bowl, no del partido en sí, sino de lo que lo rodea (actuación del descanso, anuncios, audiencia, etc.). En Internet, podéis ver en Doble Cobertura lo que hay. Finalmente, en cuanto a la radio, ciñéndonos a la radiodifusión por ondas terrestres (la radio de toda la vida, para entendernos), que yo sepa, lo poquito que se habla de la NFL se habla en el Carrusel Deportivo de la Ser.

Durante la primera hora del Carrusel, espacio reservado casi exclusivamente al cachondeo, Ponseti, ex comentarista de la NFL en Digital+ y actualmente enviado especial de la Ser en Miami, comenta un poco (muy poco) cómo va la NFL. Lo que le dejan. Esto contribuye algo a la difusión de la NFL en España. No mucho, pero algo es. Aunque parezca una tontería, ese espacio dedicado principalmente a gilipolleces (muy divertido, por otra parte) lo escucha mucha gente. Con eso, lo de la NFL por lo menos va sonando un poco.

Sin embargo, lo que sin duda ha contribuido a popularizar la NFL en España ha sido la retransmisión en directo de la Super Bowl en Carrusel Deportivo. Se hace desde 2004. Eso sí, si eres un poco aficionado al football y te quieres enterar del partido, debes evitar esa transmisión. Hablan poco del partido, con bastante desprecio, van mamados y sueltan una burrada detrás de otra. Aquí podéis escuchar una selección de burradas de este año. Pero, al fin y al cabo, retransmiten la Super Bowl. Y mucha gente conoce esa transmisión. Por las burradas que dicen, sí, pero es una toma de contacto con la NFL. En la siguiente foto podéis ver a los carruseleros viendo football. Extrañísima imagen en un estudio de radio español.



Paco González, el de espaldas a la derecha, era el director de Carrusel Deportivo. Qué raro es leer era.

La tarde del 12 de mayo se difundía la noticia, principalmente vía twitter. Se decía que habían echado a Paco. Sus compañeros de Carrusel y de otros medios de Prisa se solidarizaban con él y expresaban su estupor y preocupación. A las 7 de la tarde empezó el Carrusel. No estaba Paco. La Ser también publicó un escueto comunicado en su web.

En general, la prensa deportiva española es una puta mierda. Pero una puta mierda de verdad. Cuanto más forofo (en especial de un par de equipos) e iletrado es el periodista, mejor. Mayor notoriedad tendrá el ¿periodista? No hace falta saber mucho de deporte. Basta con saber muy poquito de uno. Nivel de conversación de bar, nada más.

Para mí pocos se salvan de esta quema. Hay dos excepciones notorias. Los mejores periodistas deportivos españoles, de lejos: Santiago Segurola y Paco González.

Curiosamente, a los dos les sucede lo mismo: el jefe de la sección de deportes de su medio es un iletrado que no tiene ni puta idea de deportes. Forofos, zafios, torpes, y con un extraño complejo de superioridad. Lamentables.

Y a los dos, a Paco y a Segurola, les quieren destituir (que no cesar, que es un verbo intransitivo; ninguna persona puede ser cesada). A uno lo quiere destituir un mediocre cuyo único mérito es defender la construcción de la piscina de su jefe (acojonante). Pero el que construye las piscinas, que no es tan tonto como su esbirro, se lo impidió. En cualquier caso, Segurola está solo en su medio. Su criterio de poco sirve. Es evidente que no se le escucha. Si no, ese panfleto no perpetraría las vergonzosas portadas y editoriales que podemos leer, no sin asco, todos los días.

En el caso de Paco, hasta hoy no se sospechaba nada sobre su posible despido. Hoy saltaba la noticia. No sé si será verdad lo que cuentan otros periodistas por Internet. Por lo que dicen, no era precisamente un tirano, sino bastante buen compañero. Por ejemplo, se rebajó significativamente su salario para evitar despidos en Carrusel. Su despido parece que se debe a que faltó al respeto al director de la Ser (quien, si finalmente Paco se pira, se cubrirá de gloria) y se negó a pedirle perdón. Le dijo que dejase estar las cosas y en un par de días hablaban. Haciendo gala de elegancia extrema, el director de la Ser, Daniel Anido se llama el sujeto, ordena el envío de un burofax al domicilio de Paco González en el que se le notifica la suspensión de su empleo y se le otorga un plazo de 72 horas para presentar alegaciones. No se le permite, tampoco, acceder a las instalaciones de la Ser. El jefe de deportes de la Ser, campechano personaje, ordena que el personal guarde silencio. Olé sus huevos. Qué valentía.

Todo lo anterior no es mío. Es lo que he leído de otros periodistas en Internet. Señaladamente, Ramón Trecet.

En fin. No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché el Carrusel. Lo llevo escuchando desde que tengo mi primer recuerdo de cuando era pequeño. Siempre estuvieron Paco González y Pepe Domingo Castaño al frente. Un programa de putísima madre. El mejor de la radio, pero de lejos. Con mucha diferencia. Con mil cuestiones criticables, seguro, pero el mejor. De hecho, es lo único que yo escuchaba en la radio. Lo imitan en todas las radios. Intentan imitar el ambiente de cachondeo, el buen rollo, y todo eso, pero mal, claro. Muy forzado, que se nota que es falso. No hay nada como el Carrusel. Sonará ñoño y poco rudo (lo es), pero el Carrusel es parte de mi vida. Y me jode sobremanera que se vaya a tomar por culo. El lenguaje soez no es gratuito, es necesario para expresar mi enfado.

No sé si todo esto pasará en algún otro país. Es normal que se hable más de unos deportes que de otros. Y de unos equipos que de otros. Sin embargo, aquí solo se habla, no ya de un deporte, sino de dos equipos (principalmente uno, el que no debe ser nombrado) de un deporte. Indigencia intelectual grave. Muy grave. Qué envidia me da ver las webs de la ESPN, Sports Illustrated y Yahoo! Sports, por nombrar algunos de los medios de referencia estadounidenses, y ver que hablan de varios deportes, a los que dan la importancia que merecen, y que se centran en acontecimientos importantes, de actualidad. En otras palabras, que si el Estudiantes gana la Copa del Rey, no informan de que Casillas va en metro a entrenar, sino de que el Estudiantes gana la Copa del Rey. O centrándonos en un deporte, que si un equipo español se clasifica para la final de la Champions League, eso es portada, y no fichajes inventados de otro equipo, o que un jugador lleva un protector bucal. Esto, que parece de una racionalidad mínima, no pasa en España. No, es que no interesa. No vende. Señal de que este es un país de borregos. De gilipollas.

En resumen, en España pocos periodistas deportivos decentes, y encima les dan por culo. Te cagas.

Espero que este escrito quede finalmente en nada. Que Paco se quede y vuelva al Carrusel. En cualquier caso, las hostias repartidas supra están más que justificadas.

Qué pena. Y qué asco de país.

Perdonad por hablar de temas no footballisticos. Por lo menos intenté encontrarle alguna relación. En breve volvemos a esos temas.

martes, 4 de mayo de 2010

¿Tu madre esputa?

La chanza que reproduzco en el título es arriesgada. Escrita, pierde toda la gracia, si es que la tiene, aunque tiendo a pensar que sí, porque desde que se la conté a cierto crítico de cine que regenta un bar en Coruña, este se la cuenta con frecuencia a muchos de sus clientes. A algunos les gusta. A otros muchos no. Algo tendrá. Lo que no se puede negar es que es chocante.

La gracia, por si no lo habéis pillado todavía, consiste en decirle a una persona  "¿tu madre esputa?" (mejor que tengáis confianza con la persona a la que dirijáis la pregunta, porque si no os arriesgáis a que os caiga una buena hostia -utilizo lenguaje rudo, como exige el título del blog-; aunque por otra parte, cuanta menos confianza tengáis más gracioso y chocante será).

En el mejor de los casos, el receptor del mensaje pondrá cara de incredulidad. También puede ser que el preguntado os responda con violencia verbal: que insulte a vuestra madre. Y, en el peor de los casos, recurrirá a la violencia física.

Tras esperar a que el interpelado reaccione (un tiempo prudencial, pero no demasiado) le decís "¿no esputa? la mía sí. Y yo. Todos esputamos, ¿no?".

Como veis, mucha gracia no tiene, aunque no está mal. Un chiste chocante (¿lo había dicho ya?). De bastante mal gusto, eso sí.

A estas alturas ya os preguntaréis ¿pero a qué coño viene todo esto? ¿qué tiene esta gilipollez que ver con la NFL? Pues tiene (algo) que ver. Como muchos sabréis, antes del draft los equipos ven vídeos de los jugadores en su etapa universitaria, asisten a entrenamientos y a diversas pruebas físicas y de habilidades, y, en general, hacen una investigación exhaustiva de todo lo relacionado con la vida personal y profesional (aunque en teoría hasta que llegan a la NFL no son profesionales, o, mejor dicho, no deberían cobrar del equipo para el que juegan) del jugador. Como parte de ese análisis del jugador, conciertan entrevistas.

Pues bien, en una de estas entrevistas pre-draft el General Manager de los Miami Dolphins le preguntó a uno de los mejores prospects (aquí seguramente diríamos "promesas") del draft, el wide receiver Dez Bryant, lo siguiente: "¿tu madre es puta?" Y no, no era de broma. Iba en serio:

"They asked me if my mom’s a prostitute. No, my mom is not a prostitute. I got mad – really mad – but I didn’t show it. I got a lot of questions like that: Does she still do drugs? I sat and answered all of them."

Pobrecillo. Cuando nació, su madre tenía 15 años, y en los tres años siguientes, tuvo otros dos hermanitos. Decían que su madre vendía droga, y de hecho estuvo en la cárcel durante la infancia de Dez, por lo que este tuvo que criarse a menudo con otros familiares y amigos. A pesar de los pesares, Dez y su madre están en la actualidad muy unidos. Como para que, después de pasarlas putas (festival de chistes fáciles), te lo recuerden.

¿Qué pretendía el General Manager de los Dolphins con la pregunta? ¿Sacar al jugador de quicio? ¿Hacía la pregunta en serio? Difícil de creer, la verdad. Ese tío tiene que ser un hijo de puta, no queda otra. Tampoco hay que pensárselo mucho más ni sacar reflexiones mucho más profundas. Sí, no paro de repetir la palabra en esta entrada, pero hay que decirlo más:



Bryant fue elegido en el puesto 24.º de la primera ronda del draft por los Dallas Cowboys. Muchos consideran que esta elección de los Cowboys ha sido de las mejores del draft, ya que no se esperaba que Bryant estuviese disponible tan avanzado el draft. Entre los que pudieron elegirlo y no lo hicieron, los Miami Dolphins. Se ve que a los Dolphins no les convenció la historia personal de Bryant. A los Cowboys sí que les gustó el chico; tanto, que le han dado el dorsal 88, que en esa franquicia, lejos de tener tintes hitlerianos, es todo un honor para un wide receiver, ya que es el dorsal que llevaba Michael Irvin. Ahí es nada.



Personalmente, los Cowboys me caen bastante mal. Ese rollito America's Team que se traen, con sus aires de grandeza (a pesar de últimamente no pasan de cuartos de final) me recuerda un poco al equipo de fútbol que no debe ser nombrado (R*** M****) y, como todo lo que me recuerda a los que no deben ser nombrados, me repugna. Sin embargo, espero que a Bryant le vaya muy bien. Anda que no habrá tenido bastante en su infancia como para que vengan unos hijos de puta (en el sentido de locución nominal, no de sintagma nominal) a recordárselo.

Cuando se reveló el contenido de la entrevista a Bryant, el propio interrogante (?) se excusó. Dice el cabroncete este que no estuvo muy inspirado en la entrevista:

"My job is to find out as much information as possible about a player that I'm consider drafting. Sometimes that leads to asking in-depth questions. Having said that, I talked to Dez Bryant and told him I used poor judgment in one of the questions I asked him. I certainly meant no disrespect and apologized to him. I appreciate his acceptance of that apology and I told him I wished him well as he embarks on his NFL career".

Eso sí, a la madre no le ha pedido perdón todavía, algo que ha disgustado un poco a la puteada. El sindicato de jugadores también ha puesto el grito en el cielo. Piden que no se pasen de la raya. Sin embargo, como una prueba más de que la estupidez humana es infinita, el General Manager de los Lions ha salido en defensa de su homólogo. Que la pregunta no está fuera de lugar, dice. Que ninguna está fuera de lugar y que él mismo hace preguntas así, porque te juegas mucho y a veces lo que parece gran cosa probablemente no lo es. Declaraciones como esta sirven para explicar la historia reciente de la franquicia de Detroit.

No deja de ser sorprendente hasta qué grado preocupa la vida personal de los jugadores de la NFL a sus equipos y al público en general. En la corta vida de este blog, en la que poco hemos hablado de football y mucho de tonterías en general que lo rodean (tenemos excusa, ya que estamos en offseason y tampoco hay tanto que rascar), ya hemos visto tres casos de jugadores marcados por su vida extraprofesional: el golfo, Roethlisberger; el religioso, Tebow; y el ¿hijo de puta? (no podía resistirme al chiste fácil, lo siento), Dez Bryant.

Cambiando de tercio, ya tenemos los resultados definitivos de la primera encuesta, más bien las primeras encuestas, de este blog. La conclusión es clara: uno no desea lo mismo para sí mismo que para sus hijos. O, más bien, mucha gente, los que prefieren que sus hijos sean amigos de Tebow que de Ben, quieren cosas diferentes para ellos que para sus hijos. Sí, vale, la conclusión manipula un poco, porque no es lo mismo ser amigo de, con la influencia a largo plazo que supone, que salir una noche de fiesta, pero seguro que los resultados si dijésemos salir de fiesta con Tebow (que no se dijo para que la encuesta fuese algo creíble) en vez de ser amigo de Tebow serían parecidos.

Esto es todo, amigos (que no tengo la confianza suficiente para llamaros hijos de puta -en plan hermandad-; pero todo se andará).